Libro 1: SENSACIÓN, EXPERIENCIA, ARTE, CIENCIA. FILOSOFÍA
Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos es la prueba de esta verdad. Nos agrada por sí misma, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. En efecto, no sólo cuando tenemos intención de obrar, sino hasta cuando ningún objetivo práctico nos proponemos, preferimos, por decirlo así, el conocimiento visible a todos los demás conocimientos que nos demás sentidos. La razón es que la vista, mejor que los otros sentidos, nos da a conocer los objetos y nos descubre entre ellos gran número de diferencias.
Las ruinas del Liceo, halladas en 1996
Los animales reciben de la naturaleza la facultad de conocer por los sentidos. Pero este conocimiento en unos no produce memoria al paso que en otros la produce. Y así los primeros son simplemente inteligentes y los otros son más capaces de aprender que los que no tienen la facultad de acordarse. La inteligencia, sin la capacidad de aprender, es patrimonio de los que no tienen la capacidad de percibir los sonidos, por ejemplo, la abeja y los demás animales que pueden hallarse en el mismo caso. La capacidad de aprender se encuentra en todos aquellos que reúnen a la memoria el sentido del oído. Mientras que los demás animales viven reducidos a las impresiones sensibles o a los recuerdos, y apenas se elevan a la experiencia. El género humano tiene para conducirse el arte y el razonamiento.
Maqueta del Liceo
En los hombres la experiencia proviene de la memoria. En efecto, muchos recuerdos de una misma cosa constituyen una experiencia. Pero la experiencia, al parecer, se asimila casi a la ciencia y al arte. Por la experiencia progresan la ciencia y el arte ne el hombre. "La experiencia -dice Polus y con razón- ha creado el arte, la inexperiencia marcha a la ventura".
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