Séneca.- INVITACIÓN A LA SERENIDAD
En ocasiones la vanidad intelectual desvía la necesidad de escribir para enseñar, para ser útil.
En mis estudios, creo que es mejor prestar atención a la materia y hablar en razón de ella, por lo demás, que las palabras se entreguen al argumento: las lleven donde las lleven, el discurso se seguirá sin esfuerzos. ¿Por qué es necesario componer obras que hayan de perdurar a través de los siglos? Por favor, tú no lo hagas, no escribas para que las generaciones futuras no te silencien. Has nacido para morir: un funeral silencioso tiene menos molestias. Así pues, para ocupar el tiempo en tu propia utilidad, y no buscando elogios, escribe algo en un estilo sencillo. Necesitan menos esfuerzos quienes se entregan al trabajo día a día. Pero, de nuevo, cuando el espíritu se ha elevado, tal como respira, y el discurso sale según la dignidad de la materia. Entonces, olvidándome de mi norma y de un juicio más estrecho, me dejo arrebatar hasta lo más sublime, y ya no soy yo el que habla por mi boca.
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