Adolfo Salazar: CONCEPTOS FUNDAMENTALES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA. El impuso romántico. a) La escena
Los acontecimientos de la vida social son, frecuentemente, causas decisivas en los cambios que experimentan las artes, aunque las más veces no son sino causas mecánicas que, como aquellos sucesos sociales, estaban acarreadas por un movimiento de fondo, por un sordo proceso espiritual del que tales acontecimientos no son sino la apariencia exterior. Cuando esto ocurre así, dichos sucesos parecen correlativos de las transformaciones artísticas. Cuando los episodios de la vida social son puramente circunstanciales y no tienen un arraigo profundo en la conciencia de la época, su efecto sobre el arte es episódico y efímero. Entre el gran cambio que sufre el mundo occidental desde la última parte de la Edad Media al llamado Renacimiento; entre éste y los movimientos artísticos que le suceden, ocurren multitud de episodios dentro de todas las artes que parecen no tener conexión entre si, y que incluso a veces parecen contradictorias; tanto más cuanto más compleja se hace la vida social y más se diversifican en ella los elementos que la componen. Por un fenómeno de perspectiva las épocas de la sociedad europea, las de no importa qué otra cultura, parecen unificarse, simplificar sus motivos vitales o estilísticos conforme están más alejadas de nuestro horizonte sensible y aquella zona se ensancha hasta convertirse en un horizonte racional. En la inmensa variedad de sus asuntos la Edad Media nos parece simple de líneas y de objetivo: “época de la regla y de las masas” se la ha denominado; ordenación social en comportamientos simétricos, en los cuales la conciencia obedecía a las mismas coerciones, dentro de nociones muy simples y de enorme extensión y poderío espiritual, tanto como el número limitado pero fortísimo de sus instituciones: el Imperio y la Iglesia; en seguida el feudalismo y el monasterio: el burgo, entre ellos, y dentro de él la Universidad. La sociedad medieval se mueve dentro de estos términos exclusivos, reglamentada, disciplinada como un ejército o una orden religiosa donde el individuo desaparece en la masa y la personalidad se disuelve en el principio espiritual que dirige el grupo.
Lazos férreamente sujetos que van oxidando sus coyunturas a lo largo del trecento, del siglo XIV, en el que el Renacimiento se prepara, para aparecer radiante a las luces del siglo XV. Al lado de la complejidad de objetivos que engendra y que florecerán en la época del Barroco, el Renacimiento parece movido por resortes relativamente fáciles de enumerar. Y, junto al Barroco, la etapa siguiente, el Romanticismo, parece alcanzar el clima máximo en su variedad de aspectos, de ambiciones, de criterios muchas veces antagónicos y contradictorios.
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