lunes, 16 de mayo de 2011

De la Anabasis

Jenofonte: LA ANABASIS. Cap. V

 1. Desde alli Ciro, a través de la Arabia, teniendo el río Éufrates a su derecha, en cinco etapas pòr el desierto avanzó treinta y cinco parasangas. En esta región la tierra es una llanura completamente llana como en mar y llena de ajenjo, y si allí se encuentra alguna otra vegetación de planta o de caña, toda ella es perfumada como aromática. No hay allí ningún árbol.
 2. Pero animales de todas clases, sobre todo asnos salvajes, muchas avestruces de gran tamaño; también hay alli avutardas y gacelas; y de vez en cuando los jinetes perseguían a estas bestias salvajes. Y los asnos, cuando alguien los perseguía, dcespués de haber corrido por delante se paraban, pues corrían más deprisa que los caballos; y de nuevo, cuando se acercaban los caballos, hacían lo mismo y no se les podía coger, si los jinetes, repartiéndose por diversos puntos, no los perseguían recibiéndolos unos de otros. La carne de los capturados era parecida a la de los ciervos, pero más tierna.
 3. Pero nadie cogió un avestruz: los jinetes que los persiguieron desistieron pronto, pues al huir se alejaba mucho, corría con sus patas, se levantaba con sus alas, haciendo uso de ellas como de una vela de navío. En cuanto a las avutardas, si alguno las levanta rápidamente, es posible cogerlas, pues vuelan espacios cortos como perdices y se cansan pronto. Su carne es muy agradable.

Ajenjo o Artemisia

Avutarda

Asnos salvajes
Rio Éufrates

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